La bebida energética de alta fructosa aporta 87 g de carbohidratos y 500 mg de sodio por toma, procedentes de la maltodextrina y la fructosa, en una proporción de 10:8. Esta formulación, basada en “carbohidratos de transporte múltiple”, ha demostrado a través de estudios que durante el ejercicio prolongado, el uso de carbohidratos que se absorben en el intestino por diferentes transportadores es la única forma de aumentar la tasa de asimilación y oxidación de carbohidratos exógenos por encima de 60 g/hora. Para ello, los investigadores confirman que lo ideal es combinar fuentes de carbohidratos. Optamos por la maltodextrina, para controlar peso molecular/osmolaridad, siendo la otra la fructosa.